Nació como un proyecto militar para asegurar las comunicaciones en caso
de ataque nuclear, pero por fortuna nunca se empleó en esa situación y
acabó siendo una herramienta imprescindible en la vida de cientos de
millones de personas.
Se trata, naturalmente, de Internet, ese servicio que llegó a nuestras
vidas hace poco más de quince años y del que dependemos para realizar
tareas tan simples como mantener el contacto con los amigos, encontrar
un apartamento para comprar o rentar o decidir dónde salir a cenar, y
cuyo día se celebra mañana.
Los historiadores han logrado ponerse de acuerdo en que Internet -o su
predecesor- nació en 1969, cuando en plena Guerra Fría el Departamento
de Defensa de EE.UU. decidió crear un sistema de comunicaciones capaz de
resistir un ataque nuclear.
El Departamento de Defensa encargó este cometido a la Agencia de
Investigación Avanzada de Proyectos de Defensa, que creó un sistema de
intercambio de archivos y mensajes llamado Arpanet.
En 1978 los miembros de esta rudimentaria red tuvieron el dudoso honor
de recibir el primer mensaje publicitario no deseado, una invitación de
la firma DEC para la demostración de un nuevo producto: había nacido el
correo basura o "spam".
Pero hasta 1983 y la creación del protocolo TCP/IP por Vint Cerf y
Robert Kahn esta red no pudo dar el salto al gran público y empezar a
tener aplicaciones comerciales.
Este protocolo -algo así como "lengua franca" en la que las computadoras
se comunican entre sí- permitía integrar muchos más ordenadores en la
red, que entonces tenía sólo unos 1.000 usuarios.
El siguiente gran hito en la historia de la red llegó en noviembre de
1990 con la puesta en marcha del vínculo conceptual creado por el
científico británico Tim Berners-Lee. Nació así la World Wide Web,
Internet como la conocemos hoy.
El 30 de abril de 1993 el Centro Europeo para la Investigación Nuclear
abrió el uso de la red a todo el mundo y en noviembre de aquel año el
National Center for Supercomputing Applications de EE.UU. lanzó el
primer navegador que permitió el acceso del gran público.
Internet experimentó después un imparable crecimiento y vivió sus
primeros años de gloria al final de los noventa con el "boom" de las
firmas "puntocom".
En el año 2000 un 98 por ciento del diccionario inglés estaba registrado
como dominio en Internet y el resto eran palabras que ninguna empresa
querría tener como su dirección en la red.
Poco después llegó el derrumbe, porque la mayor parte de estas compañías
eran meros portales sin un plan de negocio detrás. Cientos de empresas
cerraron y el Nasdaq llegó a desplomarse hasta los 1.300 puntos, su
valor de 1996, por la caída en bolsa de estas firmas.
Muchos pensaron que Internet nunca volvería a ser lo que fue, pero la
red renació pocos años después con lo que se conoce como segunda
generación de la web o Web 2.0.
Este término, acuñado por primera vez en 2004 por Tim O'Reilly, describe
una red basada en comunidades de usuarios y en servicios como redes
sociales, blogs o wikis, en los que es el internauta y no la compañía
detrás del portal el que suministra los contenidos.
El 3 de enero de 2006 Internet alcanzó el récord de 100 millones de usuarios conectados.
A muchos de los nacidos a partir de 1985 les cuesta imaginar un mundo en
el que la gente escribía cartas y no correos electrónicos, telefoneaba
en lugar de conectarse al Messenger o echaba mano de las páginas
amarillas (de papel) o el periódico si necesitaba un fontanero o quería
ir al cine.
Algunos expertos opinan que la dependencia de la red es excesiva y
reduce nuestra capacidad de comunicarnos en persona. Algunas empresas de
EE.UU. han introducido, incluso, días sin correo electrónico para
fomentar la comunicación humana entre sus empleados.
El grupo Intel, por ejemplo, anima a sus empleados a prescindir los
viernes del correo electrónico y volver a aquella práctica de levantarse
de la silla -¿recuerdan?- para decirle algo aun compañero en lugar de
mandarle un correo digital.
Sin embargo, para cientos de millones de personas Internet es aún un
gran desconocido o un invento más cercano a la ciencia ficción que a la
vida cotidiana.
La llamada brecha tecnológica no se da sólo entre el Primer y el Tercer
Mundo, sino también dentro de algunos de los países más desarrollados.
Según una encuesta de la consultora Park Associates publicada esta
semana, 20 millones de hogares de EE.UU., un 18 por ciento del total, no
tienen acceso a Internet y un 21 por ciento de los cabeza de familia no
ha buscado nunca información en la red ni recibido un correo
electrónico. EFE
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